Besos y mordiscos

Las emociones nos mueven para facilitarnos la vida. El miedo nos hace alejar de lo que tememos o nos ayuda a prepararnos y a estar alerta frente a una situación peligrosa. El enfado es la emoción que tenemos cuando nos sentimos frustrados y nos lleva a agredir para defendernos. En la etapa de desarrollo infantil la socialización no es otra que el contacto, ya sea de manera afectiva y positiva como negativa y desafiante, la posibilidad de comunicación verbal no está aún consolidad. A lo largo de los años desarrollarán otras respuestas alternativas: decir no, marcha, quejarse… Para aprender no obstante, necesitamos tiempo, un entorno que nos enseñe y una maduración de nuestro sistema nervioso.

Las educadoras saben muy bien qué hacer y se verán en la difícil situación de explicar a aquel padre o madre que su hijo / hija ha sido mordido o bien que hace unos días que muerde. …que mal trago… Algunas les dirán «No» con tono afectivo pero decidido; otras le explicarán que eso duele o le apartarán sin mirarlo y evitando así que el intento de llamar la atención tenga éxito. Les enseñarán a reclamarla de otra manera. Pero sólo el niño / niña que muerde entenderá el dolor que produce cuando él / ella sea mordido ¿cómo sino entiende lo que es el dolor? Aún les queda mucho por aprender.

Un mordisco en la mejilla o en el brazo de un hijo genera emociones de todo tipo: pena, rabia, miedo… Es normal y las educadoras lo saben y, con paciencia, siguen su trabajo día tras día. No obstante, al otro lado de la puerta, el padre o la madre seguirán reclamando más vigilancia, que aparten a los «conflictivos»  o que aíslen a las víctimas para evitar nuevos conflictos. Pese a los mil ojos que desde la escuela vigilan a los pequeños, sucede, y tiene que suceder; os pedimos comprensión ante estos casos, muchas veces inevitable.

Socializarse significa estar en contacto con virus, tener un buen sistema inmunitario, saber esperar, tolerar, compartir, afrontar frustraciones, esperar tu turno, dormir con otros ruidos, recibir un mordisco, o darlo… y desarrollar los mecanismos necesarios para sobrevivir en su pequeño mundo donde los descubridores-agresores tienen nombre de personitas.

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